
A menudo olvidamos que hay un compañero cerca. Piensas en el yo antes que en el tú, y mas cuando te haces profesional y te pagan por dar patadas al balón. Entonces te parece que cuanto mas patadas des, mas importante eres, pero no es así. El balón es casi como el agua, un bien escaso. Quien abusa, derrocha esfuerzo y energía. El objetivo es jugar al primer toque. Además el que domina este juego no es el que conduce el balón, sino los que están lejos, a los que casi nadie presta atención.
Por eso hay que dar importancia a lo que no lo parece: a los minutos de la basura, a los balones que no tienen peligro o al banquillo. Allí hay personajes pintorescos que se resumen en dos actitudes: "la cara de víctima", que nos quiere decir "¡como es posible que el entrenador me haga esto!", y la "postura de palco", que disfruta en primera fila, con bebida incluida y sin pagar.
Articulo realizado por Julio Garcia (jugador de Boomerang), internacional y experimentado jugador, en el Diario AS el 17 de Septiembre de 2005)
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